El cambiante panorama de la innovación disruptiva ha sido un factor clave en el éxito de muchas empresas. En 1996, Nokia lanzó al mercado su modelo Nokia 9000 Communicator, el primer teléfono móvil que permitió al usuario navegar por Internet. Con su pantalla de resolución tan modesta como su memoria (8 MB), al igual que su teclado -parecido al de un ordenador personal, pero en miniatura- el Nokia 9000 Communicator se convirtió en un producto icónico, el primero en su clase: por un lado, creaba un nuevo segmento de mercado, con un público sorprendido y entusiasmado. Por otro lado, cumplía con las expectativas de otro sector que esperaba con avidez una herramienta móvil con la que pudiera conectarse a internet en cualquier sitio.
Ocho años debieron pasar para que otro innovador dispositivo diera al traste con aquel hito de Nokia y sus modelos posteriores (también los de la competencia). Y es que en 2007, Apple presentaba el iPhone, un equipo que revolucionó el concepto de móvil inteligente, gracias a su pantalla táctil, con la que se optimizó exponencialmente la experiencia del usuario al navegar por Internet y comunicarse por teléfono. La evolución del iPhone es historia conocida y continúa en pleno desarrollo.
Además de ser en esencia teléfonos móviles con acceso a Internet, el Nokia 9000 Communicator y el iPhone tienen otra virtud en común: han sido innovaciones disruptivas. Es decir, productos que rompieron esquemas para superar a los de su clase, con tal fuerza que, a través de ellos, se crearon nuevos segmentos de mercado.
Clayton Christensen, académico de la Escuela de Negocios de Harvard, planteó el concepto de innovación disruptiva en 1997. Es más, en su libro «El dilema de los innovadores» sólo incluyó productos y servicios de bajo precio que entran al mercado con una serie de atributos diferentes a los de su competencia, con la finalidad de aprovechar la demanda de un sector «desatendido» del mercado, y creando así un nuevo modelo de negocio.
En este sentido, para Christensen, una innovación disruptiva es un proceso mediante el cual un producto o servicio sencillo entra al nivel más bajo del mercado y va ascendiendo de forma escalonada por el mismo hasta ocuparlo, a la vez que desplaza a los competidores establecidos.
Este concepto ha evolucionado con el tiempo y con las realidades cambiantes de los mercados. Esto permite abarcar como ejemplos de innovaciones disruptivas a productos dirigidos a un público con poder adquisitivo medio-alto, como el iPhone. Lo importante es que mantengan su naturaleza de propuestas alternativas, distintas a lo ya establecido, que logran sorprender al consumidor y permiten a la compañía superar a la competencia y hasta crear una industria nueva.
Las características de la innovación disruptiva son tan evolutivas y amplias como su concepto. A continuación, mencionaremos los aspectos más destacados, de acuerdo a la opinión de varios especialistas:
Las empresas tienen la opción de escoger entre hacer innovaciones disruptivas e innovaciones convencionales. Estas últimas podrían definirse como aquellas mejoras aplicadas a productos ya existentes, para conservar o incrementar su participación en el mercado. Aunque no tengan un impacto tan contundente como el de las propuestas disruptivas, también cumplen con la función de mantener el interés del público y establecer valores diferenciales con la competencia.
Esta tendencia es común en compañías procesadoras de alimentos. Un fabricante de mayonesas, por ejemplo, puede agregar o reducir ingredientes a la mezcla básica (que seguirá siendo mayonesa) y, a partir de allí, puede crear líneas diferentes del mismo producto para satisfacer las expectativas de otros segmentos de consumidores (los que prefieren productos light o más especiadas).
Debe considerarse que no todas las compañías tienen como propósito la innovación disruptiva y tampoco todas cuentan con los recursos para invertir en investigación. Aún así, el actual contexto de cambios en el mercado, obliga a las empresas a reinventarse para sobrevivir. Es cierto que las mejoras convencionales siguen siendo útiles y válidas. Sin embargo, en algún momento será necesario decidirse por estrategias y productos que dejen su impacto entre los consumidores.
La Innovación disruptiva es una forma de innovación revolucionaria y divergente que tiene el potencial de alterar los mercados existentes y crear otros diferentes. Las soluciones que ofrecemos en RedNew proporcionan a las empresas la tecnología que necesitan para mantenerse en el juego de la transformación digital. Sin ella, las organizaciones podrían enfrentarse a un estancamiento o a procesos ineficaces que les impedirían seguir siendo competitivas.
La transformación digital es el futuro, y es un proceso que debemos adoptar si queremos llevar un estilo de vida más eficiente y mejor conectado. Adoptar la innovación disruptiva, aprovechando las herramientas de RedNew, te permitirá conseguirlo en un mundo en constante evolución.
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